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ANDRES CALAMARO: 50 AÑOS DE ROCK y MILONGA

Publicado: 2011-08-22

Lo conozco, he trabajado para su staff en Lima, he disfrutado en primera fila los dos últimos conciertos que dio. He vivido tres días enteros al lado de él y su banda como responsable de producción nacional en el hotel donde se hospedó la última vez que vino a Perú. No tengo ni una sola foto con él, guardo tan sólo una revista autografiada que dice “A Katy, Andrés”. Esta es mi historia, este es mi homenaje a los fans de Calamaro, hoy que él cumple 50 años nadando contra la corriente! Gloria SALMON!

Raices, (Casi Soda Stereo), Los Abuelos de la Nada, Los Rodriguez y antes

De Andrés Calamaro puedo hablar tanto como cualquiera otro fan, pero la historia que tengo, no la tiene cualquiera, esta es la historia que he contado poco y la que más recuerdo. Corría setiembre del 2007, acababa de cumplir 23 años y El Salmón, después de una gran pausa, sacó un nuevo disco en estudio, La Lengua Popular, a mi gusto, uno de sus mejores discos y de los cuatro últimos años, el mejor.

Me emocionó tanto el disco, la etapa que empezaba Andrés, en ese entonces conviviendo con Julieta Cardinali, con una hija, con las noches recuperadas para el sueño y no para las desquiciadas horas de droga y alcohol. Aquella vez, andaba sexy y barrigón, con tantas cosas a su alrededor que me hicieron quererlo más, a tal punto que soñé y compartí el sueño de empezar una carrera maratónica para que Calamaro toque en Lima, nunca lo había visto en vivo, pero lo anhelaba con el alma.

El 2008 se iba a cumplir 10 años exactos de que el denominado Comandante Porrito no pisaba suelo peruano, una razón más para desatar aquel sueño loco. Armé una página llamada www.calamaroenlima.tk, hoy ya no existe,  ayudada por una de mis mejores amigas empecé a promover el espacio entre nuestros amigos. Me contacté con http://portalcalamaro.com.ar, de mi amigo Nicolas Gonzales, un argentino fanatico a morir de Calamaro, él me ayudó a diseñar el logo y sobre todo a mantenerme al tanto de cada paso musical que daba Andrés.

No había gira definida aún, pero el sueño de traerlo a Lima ya estaba llegando a oídos de muchos fans, sobre todo de la comunidad K-lamares, dirigidos por mis hoy amigos Diana y Edgar, ellos me ubicaron, nos conocimos y se unieron a la causa. Realizamos tributos, compartimos más el espacio Calamaro en Lima, la prensa también se unió e informó de nuestro pedido.

No había gira aún, pero nos enteramos que Colombia estaba haciendo lo suyo, miles de fans habían seguido nuestra iniciativa y se crearon comunidades pidiendo a Calamaro en concierto. Pasaban los meses y Andrés nos dedicaba unas líneas de agradecimiento en su web. Nuestro sueño crecía sin control, los empresarios hablaban de esa extraña campaña de más de 6 mil fans que tan sólo en una semana pedían a Calamaro en Lima, bajo el lema “Nos volveremos a ver, porque siempre hay un regreso”. Tras un año integro de actividades la gira se anunció y Lima fue una de las primeras en tener fecha, el sueño se había cumplido, pero faltaba más para ser completamente redondo.

Por esas situaciones raras de la vida, mi rumbo laboral terminó en la productora de conciertos encargada del show. Recuerdo que mis jefes querían contactarse como fuere con los responsables de Calamaro en Lima y ni enterados que las tenían a la vista.  Les comenté que las responsables del todo el alboroto de aquella campaña “Calamaro en Lima”, eramos una de mis mejores amigas y yo. Enterados todos, empezamos a trabajar con más ganas los pormenores de su recibimiento.

Andrés Calamaro llegó a Lima en el marco de decenas de tributos y homenajes en todo el país. Un bus de K-lamares lo recibió en el aeropuerto, en el hotel regalos y centenares de fans lo esperaban, mi éxtasis era imposible de controlar, lo había cumplido, Andrés iba a tocar en Lima gracias a una iniciativa mía.

Era 25 de octubre del 2008 y fui convocada al hotel para conocer directamente a Andrés, con el corazón a mil llegué, lo vi después de la conferencia, con su cabello alborotado, su sombrero de vaquero gaucho, un mate en la mano y unos lentes oscuros que jamás se los sacó.

“Así que vos sos Katy”, me dijo.

Atiné a sonreír de nervios. Andrés se quitó el sombrero y acercó su cabeza a mi cara y sacudió su cabello, reímos todos los que estábamos en aquel salón del hotel. Entonces saqué una revista y le pedí el autógrafo, él revisó y dijo

“¿En que momento te lo firmé?” le expliqué que minutos antes una amiga había sacado autógrafos y por error hizo firmar la mía, pero tenía una rúbrica simple, entonces me dirigió a un salón aparte, no recuerdo mucho lo que me dijo, pero si la consideración de conversar a solas y extender la revista para escribir mi nombre, con lo que yo quería que diga “A Katy, Andrés”.

Después de aquella vez, pasaron dos años y regresó para dos conciertos, esa vez lo sentí más cercano, fui responsable de su estadía y la de la banda, los acompañé durante tres días y una tarde más para despedirlos. Tuve el gusto de conocer y socializar con algunos miembros de la banda, pero sobre todo con su tour manager y su emblemática manager, Olga Castreno, un personaje que espero algún día entrevistar.

Nuevamente desistí de tomarme una foto con Andrés, lo tuve más cerca que cualquier fan hubiera soñado, para mí eso equivale a un millón de fotos con él y mucho más, porque yo tengo una historia.

Andrés hoy cumple 50 años, soltero otra vez, papá de Charito, con disco en pre producción, con idas y venidas de twitter, sin facebook, con actitudes incomprensibles a veces, con sarcasmo en sus comentarios políticos, religiosos y culturales, pero tan ídolo como siempre.

Desde Raices hasta Andrés Calamaro, para siempre El Salmón, uno de los íconos del rock en nuestro idioma. Aún a veces alucino lo que hubiera sido de Soda Stereo si Calamaro hubiese aceptado formar parte de la banda, pero la historia sabe porque hace las cosas y con Andrés no se equivocó.


Escrito por

Gusanaciega

Periodista, aprendiz constante. Amo los sábados, música, cine, literatura, futbol, toffees, fetuccini y vino. Acabo de publicar NICEAS, mi 1er libro de poesía


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Periodista, aprendiz constante. Amo los sábados, música, cine, literatura y futbol.